viernes, 17 de febrero de 2012

Un gran remedio, para un gran mal.

Llegó la hora de caer en la realidad de que volví, de que estoy de vuelta en mi casa, en Bs As, en éste sistema de mierda (siempre la misma mierda).
Odio volver, odio tener que dejar esa paz, para volver a éste infierno, a la ciudad, el exceso de gente, el estres, la locura.
Me encantaría quedarme a vivir allá, pero sé que tampoco aguantaría. 
Pasé una semana hermosa, con mi mejor amiga, mis amigos allá, fue feo volver, tener que despedirme (no creo que siempre las despedidas sean esos dolores dulces). 
Mi despedida siempre es un... Nos volvemos a ver, cuánto antes mejor, te voy a extrañar...
Odio extrañar, es más fuerte que yo, me deprimo y no es lindo.
Creo que todo lo que amo de Marisol es lo que me hizo vivir esa gente que conocí, porque con sus defectos, virtudes, con más afinidad con unos que con otros, siempre la paso bien, siempre vuelvo y SIEMPRE quiero volver.

Mi paz está ahí y siempre lo va a estar, más de una vez dije que es mi lugar en el mundo. Nada más lindo que caminar en esa playa, mirar amanecer o atardecer, ver las estrellas. Estar en ''La panza'' y ver miles de estrellas fugaces y que el deseo siempre sea ''Quiero volver, que esto nunca se termine''.
Hablando con los chicos llegamos a la pregunta... ¿Qué pasará en unos años? ¿Todo va a seguir igual de bien? ¿Vamos a volver incluso con nuestras nuevas familias? Sí, me encantaría que sea así, que todos los años nos sigamos encontrando y haciendo esos fogones, esas juntadas en las que siempre queda alguna anécdota, por locas que sean... La del chancho, éste año, creo que nunca me la voy a olvidar, el gallo, mi ''amigo'', esas canciones tan fogoneras que se te pegan siempre y no te las olvidás más.
Porque siempre es bueno volver (sólo a Marisol)


Todo sigue igual de bien, allá por lo menos. Que dure por siempre.

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