sábado, 10 de enero de 2015

Tengo un papel en la mano, un lápiz (sí, un lápiz, me gusta la melancolía del gris) y mil palabras resonando en mi cabeza, sentimientos, advertencias.
Son las 3 de la mañana y otra vez no puedo dormir, en mi mente  escucho su voz, esa voz tan hermosa, veo su sonrisa y siento su respiración en el oído. ¿Por qué las cosas se dan de manera tan extraña? ¿Nada puede ser normal? Siempre cinco para el peso.
Me asusta la confianza que me genera, la tristeza que siento cuando se va, la manera en que me mira y me transporto a... Vaya uno a saber dónde.
Del sofá pasamos a la cama, de la cama al piso, de su alma a la mía, de los besos a las caricias y todo me genera miedo cuando lo vuelvo a pensar, no quiero que termine. 
Que todo se lleve a cabo lentamente para disfrutarlo, cada hora, cada minuto, cada segundo. Trátame suavemente. 

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