Siempre que llega ese momento horrible en el que vuelve a aparecer alguién indeseable (esa persona que dejaste ir por tu bien, el suyo, o el bien común) suelo tomarme un momento para reflexionar...
Sé que todo pasa por algo, pero no le encuentro explicación a tanta maldad.
Si mi vida se basa en temer ¿Hacia dónde puedo escapar?
Si el problema soy yo, mi propio fantasma,
si donde quiera que vaya voy a tener ese dolor.
Supongo que es cuestión de tiempo,
hay que aprender a sentir el amor.
Si la moraleja me busca, me va a encontrar,
sentada esperando lo que me tiene que develar,
supongo que seguiré viviendo en el mismo lugar.
¿Abandonar, sin pelear? Nunca.
Sé que la verdad está, pero un tanto oculta.
La solución y el problema es la misma cuestión,
el miedo y la felicidad, tienen la misma dirección.
Los inconvenientes hacen interesante la vida,
todo sería más fácil si no se dificultara ver la salida.
Amar hasta que duelan los huesos,
hasta que todo parezca insignificante, en comparación...
¿Será el destino que me espera? Quizá, es la salvación.
Más allá, hay remedio, ya no tengo que pensarlo más;
por fin, creo que es momento de dejar de escapar.
martes, 18 de septiembre de 2012
jueves, 6 de septiembre de 2012
Morir, a plazos.
Cae la lluvia, y yo no estoy de humor, entra el frío por la ventana, se escucha un temblor.
''No te asustes'' me decías, era el amor que aparecía.
Saquemos de mí la maldita costumbre de huir cada vez que pierdo el control.
Ayúdame a renacer, como antes, en cada canción.
Si volar es mi anhelo, podría hacerlo si quiero.
''No estás sola'' pero ¿Quién me acompaña?
Las lágrimas brotan, como si no hubiese un mañana.
No necesito seguridad, necesito dejar de sentir.
No ansío que me quieras, necesito evadir.
Es como si, con cada sonrisa, agonizara.
Se padece idealizar cada mirada.
Es letal como tus manos me estremecen, se hace presente el calor.
Mi espalda y tu piel: Fulgor y pasión.
Perdimos la sagacidad, lo sé, qué absurdo creer que ciertos dolores pueden ser placenteros,
qué erróneo confundir el amor con deseo.
No quiero que vuelvas a mí cada vez que pienso,
nada desilusiona más que saber que es un cuento.
Si me abrazás, me pierdo; si me me mirás te siento.
Fiel reflejo el de tus ojos, y los míos, se complementan en cada mirada,
como si existiese el polvo de algún hada.
Enamorarse, era perder el juego. No quiero revancha, exijo vivirlo de nuevo.
''No te asustes'' me decías, era el amor que aparecía.
Saquemos de mí la maldita costumbre de huir cada vez que pierdo el control.
Ayúdame a renacer, como antes, en cada canción.
Si volar es mi anhelo, podría hacerlo si quiero.
''No estás sola'' pero ¿Quién me acompaña?
Las lágrimas brotan, como si no hubiese un mañana.
No necesito seguridad, necesito dejar de sentir.
No ansío que me quieras, necesito evadir.
Es como si, con cada sonrisa, agonizara.
Se padece idealizar cada mirada.
Es letal como tus manos me estremecen, se hace presente el calor.
Mi espalda y tu piel: Fulgor y pasión.
Perdimos la sagacidad, lo sé, qué absurdo creer que ciertos dolores pueden ser placenteros,
qué erróneo confundir el amor con deseo.
No quiero que vuelvas a mí cada vez que pienso,
nada desilusiona más que saber que es un cuento.
Si me abrazás, me pierdo; si me me mirás te siento.
Fiel reflejo el de tus ojos, y los míos, se complementan en cada mirada,
como si existiese el polvo de algún hada.
Enamorarse, era perder el juego. No quiero revancha, exijo vivirlo de nuevo.
martes, 4 de septiembre de 2012
Más allá.
¿A dónde voy? ¿De dónde vengo? ¿Quién me acompaña? ¿Quién soy?
Da miedo encontrar ciertas respuestas, da miedo tropezar en el camino, siempre me pregunto ¿Sola me podré levantar? ¿Cómo? Si no encuentro por qué ¿Cómo seguir?
A veces es mejor no perder el tiempo con preguntas, y dejarse llevar como si las dudas fueran certezas y la lluvia que, quizá, hoy tanto pesa y deprime se convierta en una leve llovizna, casi una brisa, que te eleva y te lleva lejos, como un viaje, pero sin destino, sin mochila, a la deriva.
Desde siempre las cosas, se supone, tienen solución, una sola, una respuesta a esa pregunta, una sola ruta para llegar, nadie se pone a evaluar otra posibilidad porque así se estableció y, suponen, no indagar debe ser lo correcto.
¿A dónde voy? A vivir mi vida. ¿De dónde vengo? No sé. ¿Quién me acompaña? La gente que quiero. ¿Quién soy? Caterina, una chica de 18 años que estudia psicología.
Respuestas mediocres, a preguntas con miles de respuestas. ¿Soy Caterina, mi nombre me define, mi carrera me define, mi edad? Y así podría estar horas haciendo preguntas sobre las preguntas.
Yo pienso que no todo termina acá, que soñar es parte de emprender el camino para que lo que anhelás se haga realidad; que los DEJA VÚ, los recuerdos que parecen ajenos a nosotros hablan más de nuestro interior, más que nosotros mismos, porque cuentan cosas profundas, de nuestra alma pero, quizá, que fueron presentes en otra vida.
No tengo mi vida resuelta, ni pienso tener la respuesta a nada, porque precisamente no trato de encontrarle esa solución inútil que se pretende. No me obstino en saber por qué ciertas cosas me pasan a mí, por qué si yo no hice nada y demás preguntas que todos nos hicimos alguna vez.
También opino que las almas quedan unidas eternamente, por eso hago una diferencia entre cuerpo y alma. Son cosas muy opuestas.
El cuerpo es algo material, corrompible, destructible.
El alma es algo puro, infinito, incorrompible.
Ver más allá de los sentidos es lo que me colocó en un lugar en el que me siento muy cómoda, en el que encontré más que una respuesta, miles y sin buscarlas. Aprendí a sentir con el alma: Interpretar una mirada, sentir un aroma tocándolo, sentir los colores, sé que se puede ''escuchar la música'' aún siendo sordo e infinitas cosas que me hicieron sentir que estoy en el camino adecuado.
Conectarse con lo que no se ve: El pasaje, más barato, hacia la felicidad, la eterna felicidad.
Da miedo encontrar ciertas respuestas, da miedo tropezar en el camino, siempre me pregunto ¿Sola me podré levantar? ¿Cómo? Si no encuentro por qué ¿Cómo seguir?
A veces es mejor no perder el tiempo con preguntas, y dejarse llevar como si las dudas fueran certezas y la lluvia que, quizá, hoy tanto pesa y deprime se convierta en una leve llovizna, casi una brisa, que te eleva y te lleva lejos, como un viaje, pero sin destino, sin mochila, a la deriva.
Desde siempre las cosas, se supone, tienen solución, una sola, una respuesta a esa pregunta, una sola ruta para llegar, nadie se pone a evaluar otra posibilidad porque así se estableció y, suponen, no indagar debe ser lo correcto.
¿A dónde voy? A vivir mi vida. ¿De dónde vengo? No sé. ¿Quién me acompaña? La gente que quiero. ¿Quién soy? Caterina, una chica de 18 años que estudia psicología.
Respuestas mediocres, a preguntas con miles de respuestas. ¿Soy Caterina, mi nombre me define, mi carrera me define, mi edad? Y así podría estar horas haciendo preguntas sobre las preguntas.
Yo pienso que no todo termina acá, que soñar es parte de emprender el camino para que lo que anhelás se haga realidad; que los DEJA VÚ, los recuerdos que parecen ajenos a nosotros hablan más de nuestro interior, más que nosotros mismos, porque cuentan cosas profundas, de nuestra alma pero, quizá, que fueron presentes en otra vida.
No tengo mi vida resuelta, ni pienso tener la respuesta a nada, porque precisamente no trato de encontrarle esa solución inútil que se pretende. No me obstino en saber por qué ciertas cosas me pasan a mí, por qué si yo no hice nada y demás preguntas que todos nos hicimos alguna vez.
También opino que las almas quedan unidas eternamente, por eso hago una diferencia entre cuerpo y alma. Son cosas muy opuestas.
El cuerpo es algo material, corrompible, destructible.
El alma es algo puro, infinito, incorrompible.
Ver más allá de los sentidos es lo que me colocó en un lugar en el que me siento muy cómoda, en el que encontré más que una respuesta, miles y sin buscarlas. Aprendí a sentir con el alma: Interpretar una mirada, sentir un aroma tocándolo, sentir los colores, sé que se puede ''escuchar la música'' aún siendo sordo e infinitas cosas que me hicieron sentir que estoy en el camino adecuado.
Conectarse con lo que no se ve: El pasaje, más barato, hacia la felicidad, la eterna felicidad.
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