jueves, 6 de septiembre de 2012

Morir, a plazos.

Cae la lluvia, y yo no estoy de humor, entra el frío por la ventana, se escucha un temblor.
''No te asustes'' me decías, era el amor que aparecía.
Saquemos de mí la maldita costumbre de huir cada vez que pierdo el control.
Ayúdame a renacer, como antes, en cada canción.
Si volar es mi anhelo, podría hacerlo si quiero.
''No estás sola'' pero ¿Quién me acompaña?
Las lágrimas brotan, como si no hubiese un mañana.
No necesito seguridad, necesito dejar de sentir.
No ansío que me quieras, necesito evadir.
Es como si, con cada sonrisa, agonizara.
Se padece idealizar cada mirada.
Es letal como tus manos me estremecen, se hace presente el calor.
Mi espalda y tu piel: Fulgor y pasión.
Perdimos la sagacidad, lo sé, qué absurdo creer que ciertos dolores pueden ser placenteros,
qué erróneo confundir el amor con deseo.
No quiero que vuelvas a mí cada vez que pienso, 
nada desilusiona más que saber que es un cuento.
Si me abrazás, me pierdo; si me me mirás te siento.
Fiel reflejo el de tus ojos, y los míos, se complementan en cada mirada,
como si existiese el polvo de algún hada.
Enamorarse, era perder el juego. No quiero revancha, exijo vivirlo de nuevo.


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