Tirados en el pasto, nos transportamos, hacía otro lugar, en donde no importaba nada más. Viajamos lejos, muy lejos.
En el instante en que tus manos tocaron mi piel, supe entender porque nunca íbamos a volver.
Nuestras almas se unían, al mismo tiempo en que tu corazón se abría.
Intentaste recordar porque no te volviste a enamorar, pero en ese momento las palabras sobraban, no había nada...
Sólo voces, que nos rodeaban. Sólo ojos, que nos miraban.
Después de verme envuelta por tus brazos, decidí seguir mi rumbo, aunque con esa sonrisa iluminaste mi mundo.
Más de una vez voy a soñar con vos, más de una vez vas a volver a mí.
Lo único que espero que no se termine el hechizo de verte sonreír... Sonreír!
No hay comentarios:
Publicar un comentario