jueves, 1 de marzo de 2012

Agradezco a la vida ésta oportunidad, de amar.

Aprendés, te caés, te levantás, soñás, llorás, imaginás, te enamorás, te desilusionás. Hablás, reís, sufrís, volvés a caer. Lo importante es levantarse, siempre.
Con o sin ayuda, con más o menos dificultad, en poco o en mucho tiempo.
La vida es una escuela, desde que nacés... Aprendés a caminar, a hablar, a escribir, a pensar. Vas creciendo y las cosas se tornan complicadas, empezás a independizar tu forma de ver y te das cuenta que no todo era color de rosas como imaginabas.
Emprendés sueños, metas, querés llegar a algún lugar, no te querés quedar ahí.
Te percatás de que hay sonrisas, aromas, caricias que cambian tus días. Personas, lugares que te hacen sentir en tu espacio.
Da miedo aterrizar a la realidad, darse cuenta de que el amor es un hecho, de que las personas se pertenecen las unas a las otras, que enamorarse es lo más lindo que te puede pasar, pero a la vez el dolor más fuerte cuando no es correspondido.
Yo también me sentí frágil, yo también necesito de esa sonrisa para vivir, yo también me miro en el espejo buscando respuestas a todas esas preguntas que nunca podés contestar.
Yo también soy débil y fuerte, a la vez.  Tengo miedo, de perderme, de perderlos, de levantarme un día y estar sola, sin amor, sin la capacidad de ser feliz. 
Sé que el destino es una mentira, que es una excusa (cobarde) para poder echarle la culpa a algo de lo que vos hacés mal. 
Hoy, acepto que el destino no está escrito, que el destino se lo crea cada uno, según sus acciones y reacciones. 
Aceptar los errores, es parte de liberar el alma e ir comprándose el ''pase'' al cielo eterno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario